viernes, 4 de diciembre de 2015

Artrosis: dolor, deformidad y limitación de la movilidad. ¿Tiene usted éstos síntomas?



Artículo de:
Dr. Javier Calvo Catalá 
Dra. Cristina Campos Fernández

Servicio de Reumatología y Metabolismo Óseo Hospital General Universitario de Valencia

La artrosis es la enfermedad reumatológica más frecuente y aunque tiene múltiples causas que influyen en su desarrollo, fundamentalmente se considera una enfermedad degenerativa, influyendo considerablemente la edad en su desarrollo, aunque también puede afectar a jóvenes.

Se detectan cambios degenerativos en el cartílago, almohadilla que está en las articulaciones y permite que los huesos se muevan con suavidad. Aunque la artrosis se inicia siempre con ese cartílago alterado, se producen cambios en el hueso periarticular, "crece" el hueso con la aparición de osteofitos (conocidos "picos de loro" en la columna)

Con todo ello, el paciente nota que las articulaciones se deforman, son globulosas e irregulares y además duelen, estando limitada su movilidad. Es característico que el dolor aparece tras el reposo (al levantarme voy "como un robot" hasta que me caliento) y mejora con la actividad.

Como ya hemos dicho, seguramente la edad es el mayor factor que influye en la aparición de la artrosis. A partir de los 80 años, prácticamente el 100% de la población tiene signos radiológicos de artrosis, aunque puede que no tengan síntomas.

Pero existen otros factores que influyen en esta enfermedad: factores genéticos, traumatismos, sobrepeso, dismetrías, sobreutilización por el deporte, trabajos que obligan a movimientos repetitivos, etc.

¿Es fácil el diagnóstico? La clínica y exploración son suficientes en la mayoría de casos para que su reumatólogo le diagnostique una artrosis. La realización de un estudio radiológico nos permite valorar la situación en que se encunetra el daño articular. La analítica siempre es normal (velocidad de sedimentación, proteina C reactiva y factor reumatoide) en la artrosis, es decir, no existen parámetros diagnósticos, como sí que los tiene, por ejemplo, la artritis reumatoide. Si solicitamos analítica es para destacar que no existan procesos inflamatorios añadidos.

¿Se precisan técnicas más sofisticadas? Ya hemos dicho que no. Cuando se sospeche la existencia de una hernia discal o una patología meniscal en rodilla, podemos precisar una resonancia magnética, pero nunca para diagnosticar una artrosis.

¿Tiene tratamiento? La artrosis es la enfermedad más frecuente dentro de la reumatología, pero quizá la que menos tratamiento efectivo tiene. 

Es imprescindible que el enfermo conozca su enfermedad. Explicarle que es una patología "benigna", aunque pueda ocasionarle dolor. Nunca va a afectar a otros órganos o sistemas. Aunque siempre es importante la colaboración del paciente, en el tratamiento de la artrosis esta colaboración es indispensable: debe tomar parte en medidas higiénicas indispensables, como perder peso, desarrollar  la actividad física recomendada, utilizar calzado apropiado, ayudarse con bastones si fuera necesario, etc. Está demostrado que la obesidad empeora la artrosis y perder peso y hacer ejercicio, mejoran su evolución.

Pero el enfermo con artrosis, lo que reclama es no tener dolor y "moverse" con facilidad. El dolor lo trataremos con analgésicos y, en fases de mayor inflamación, serán útiles los antiinflamatorios, siempre con control médico. La artrosis afecta sobre todo a personas mayores en las que los antiinflamatorios pueden ocasionar hipertensión, afectación renal, etc. Si solo existe una articulación afectada, pueden realizarse algunas infiltraciones con corticoides o ácido hialurónico (este último de mayor coste económico). Las medidas ortopédicas pueden ser de gran utilidad.

¿Hay tratamientos para frenar la evolución de la artrosis? Existen fármacos (coindroitín sulfato, glucosamina y diacereína) que han demostrado que el paciente puede disminuir el uso de analgésicos, pero los estudios que avalan la mejoría del cartílago (base de la artrosis) son poco determinantes. No obstante, son fármacos prácticamente sin efectos adversos y además con un coste relativamente bajo.

¿Y si fracasa el tratamiento? La cirugía, en la artrosis, ha evolucionado espectacularmente y ha contribuido a mejorar la calidad de vida de nuestros enfermos.

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