En ocasiones, cuidar a personas enfermas se vuelve complicado porque requiere de mucha dedicación, conocimientos y paciencia. Estamos hablando de personas en ocasiones frustradas por su situación y que no pueden valerse por sí, aunque en algunos casos no sea así.
Cada día conocemos nuevos casos de lesiones, enfermedades, discapacidades, fracturas o cualquier otra situación que afecta a algunas personas llevando a algunos a quedar inmovilizados en su cama. Todas estas personas necesitan unos cuidados independientemente de cual sea su situación y la gravedad que plantee. Y lo peor es que le puede pasar a cualquiera.
Muchos enfermos son cuidados por familiares, que aunque no tienen los suficientes conocimientos para estas funciones, sí les pueden dar a los enfermos el cariño y la atención que merecen. Algunos, sobrepasados por la situación, pueden acabar recurriendo a la ayuda de una empleada de hogar que les ayude a realizar otras labores de la casa o a algún profesional o técnico sanitario que colabore a cuidar al enfermo.
A la hora de cuidar a una persona enferma, hay que tener en cuenta detalles como si puede moverse o no de la cama, los líquidos que hay que darle, las comidas adaptadas, la administración de medicamentos, la higiene personal y la de la vivienda, las horas de sueño y conocer ciertos cuidados especiales para determinadas enfermedades o situaciones.
Tanto el cuidador directo (familiar) como el cuidador secundario (profesional) han de colaborar para ayudar al enfermo de la mejor forma y mantener unas buenas condiciones físicas y metales para seguir desarrollando estas funciones con eficacia.
Cuidar enfermos supone un desgaste importante para muchas personas que aguantas hasta que ya están muy cansadas, suponiendo en muchos casos problemas físicos y psíquicos que pueden afectar al cuidador no profesional, siendo muy positivo para éstos dejarse apoyar por otras personas y hablar sobre lo que está pasando.
La persona enferma ha de estar cómoda en su propia casa, su propia habitación y sus cuidadores. Por eso, se recomienda una habitación bien ventilada, con buena iluminación y una temperatura adecuada.
Se recomienda cambiar las sábanas cada dos días -a menos que la persona sufra incontinencia- , aunque las mantas pueden llevar algo más de tiempo. Junto a su cama, la persona debe tener algo con que beber y entretenerse siempre que lo necesite.
Si desean recibir visitas se pueden planificar por la tarde, ya que los enfermos suelen estar más preparados y algunos dedican la mañana a descansar. Pero siempre será el propio enfermo quien decida cuando desea que se le visite.
Cuidar enfermos inmovilizados
Además de los consejos habituales de personas enfermas o personas mayores, los enfermos inmovilizados requieren unos cuidados especiales para poder atender sus necesidades lo más eficientemente posible.
Algunos consejos que les ayudarán a encontrarse mejor son:
Hay que realizar cambios posturales cada 2 o 3 horas
Los ejercicios pueden ser buenos para personas inmovilizadas, pero siempre es mejor que estén supervisados por un profesional que los paute correctamente
Deben estar en una posición confortable que les permita descansar
Hay que dedicar tiempo a la higiene del enfermo: íntima, bucal, del cabello, uñas, etc.
La alimentación debe estar adaptada a la situación que tiene en cada momento el enfermo y se debe tener en cuenta la ingesta de líquidos para evitar la deshidratación
Cuando el enfermo vaya a comer es recomendable que se le incorpore, en una posición sentada, para evitar atragantamientos
Es necesario comprobar la frecuencia en que orina y evacua, para que esté el mínimo tiempo húmedo
Las vías respiratorias se han de vigilar para que estén siempre limpias
El entorno se debe mantener limpio, ventilado y libre de olores desagradables y humos
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